La preparación de esta entrevista a Isidro Ferrer ha sido la más larga de la historia de Lisbon–Paris–Madrid. Se empezó a fraguar en 2021 y, hoy, ve la luz. Entre aquel momento y este, Isidro y yo nos hemos comunicado de forma puntual pero significativa, transitando los dos por momentos vitales de todo tipo.
En esta conversación que nace de muchas intra-conversaciones, Isidro deja patente el poder del pensamiento crítico y su vida creativa al margen de las tendencias. También en ella intenta explicar cómo nacen las ideas y porqué la duda es positiva frente al dogma.
Isidro, bienvenido a Lisbon–Paris–Madrid. Dado que tu trabajo consiste en crear metáforas visuales, ¿puedes explicar qué son? Y, ¿qué implicaciones tienen para quienes las vemos, leemos e intentamos desentrañar? Grassa Toro, amigo, escritor y teórico de la imagen sostiene que merece la pena rectificar y reconocer que soy un creador de imágenes en el sentido lorquiano de «unir dos realidades que no se han encontrado nunca para crear paradojas».
No le llevo la contraria, pero apunto que mi trabajo se desarrolla de forma intuitiva, sin buscar el uso de figuras retóricas y sin la pretensión de sublimarse con un lenguaje poético. Cuando elaboro una imagen no me planteo si voy a utilizar un recurso u otro. Me esfuerzo en insertar los mecanismos precisos de la comunicación visual para potenciar el mensaje.
En cuanto a las implicaciones que tienen estas imágenes en los lectores y cómo se enfrentan a ellas, las desconozco. Me doy por satisfecho si cumplen con su función, despiertan curiosidad y abren interrogantes.
«Hay algo misterioso en todo proceso creativo. No sé cómo se activa. No sé cómo suceden las cosas. No sé cómo se alcanza un objetivo. No sé cuál es la mecánica de la creación»
Antes se hablaba de que era importante salir de la zona de confort para alcanzar nuevas capacidades y llegar a resultados menos obvios. Ahora, se reivindica que la comodidad no puede ser demonizada y que no es sano intentar ser ‘punta de lanza’ como objetivo diario. ¿Cómo te posicionas? No comulgo con el término ‘zona de confort’. El confort se ha ligado erróneamente a la pereza y a la inacción; conductas perseguidas por la industria del consumo por ser contrarias a los principios del capitalismo. Pero, etimológicamente, confort es bienestar. Y perseguir el bienestar es intrínseco al ser humano. ¿Quién no busca sentirse cómodo en su entorno vital? Yo lo hago.
Otra cosa es dónde sitúa cada uno su zona de confort. La mía huye de rutinas: soy curioso e inquieto por naturaleza. Me atrae el riesgo de hallar soluciones alternativas que se encuentren fuera de mis posibilidades y me obligan a transitar por disciplinas desconocidas.
Me excita la exploración de los límites. Y, quizás mi espíritu nómada es el causante de la búsqueda de distintos espacios donde cobijar la creación.
Es complicado describir el proceso mental propio hasta llegar a una idea que se materializa. Es casi imposible saber en qué momento… aparece una conclusión que luego cobra vida. ¿Puedes poner palabras a cómo ocurre este proceso en ti? Hay algo misterioso en todo proceso creativo. No sé cómo se activa. No sé cómo suceden las cosas. No sé cómo se alcanza un objetivo. No sé cuál es la mecánica de la creación. Lo desconozco por completo. Pero reconozco, eso sí, ciertos procesos que conducen a la resolución de ideas, procesos de gran complejidad. Reconozco también ciertos pasos que inevitablemente debo dar para encontrar soluciones, pero hay una parte incontrolable en todo ello que me es ajena.
«El tiempo necesario para que las ideas sean»
Con el tiempo me he dado cuenta de que apenas puedo hacer nada para agilizar los procesos. Imponer soluciones impelidos por la urgencia va en contra de los resultados.
Por esto mismo, he generado mecanismos para integrar el tiempo como parte esencial en el desarrollo de los encargos. El tiempo necesario para que las ideas sean.
Otras cuestión que ya se ha asentado en nuestras conversaciones es el de la incertidumbre. Nos dicen que debemos convivir con ella y que no-saber es lo único que sabemos. ¿Qué opinión tienes? La incertidumbre no solo es inevitable, también es necesaria. Al contrario que la religión que tiene respuestas para todo, la filosofía, la ciencia y el arte se cimentan sobre la incertidumbre.
Lo contrario de la incertidumbre es la certeza que potencia la inmovilidad, el dogma, las respuestas únicas. La certeza enarbola la verdad por bandera. Y sospecho de las banderas y de las verdades hegemónicas.
En cambio, la duda y el escepticismo a través del pensamiento crítico, propician la búsqueda de respuestas y de conocimiento. Y el diseño y la creación deben servirse de la incertidumbre como principio de acción.
«Me alimento de los otros. De multitud de otros»
El poder de las redes sociales en lo relacionado con el diseño y lo visual, es patente. ¿Qué relación tienes con ellas? Entiendo que las redes sociales son una herramienta eficaz que potencia la visibilidad profesional. A pesar de esto mi relación con ellas es nula. Ni dispongo, ni consumo.
Sé que esto es una traba para la difusión de mi trabajo, pero prefiero mantenerme al margen por varias razones que tienen que ver fundamentalmente con preservar mi salud mental. Por un lado, el exceso de información en las redes me abruma, me cohíbe y me produce taquicardia. Una sobreestimulación desbocada que me genera desasosiego y que con facilidad puede desembocar en la ansiedad. Ansiedad, por otro lado, que en ocasiones me conduce a la frustración. Esta frustración es producto de una simple ecuación comparativa: ¿dónde me sitúo?, ¿qué lugar ocupo? o ¿qué soy capaz de aportar al inagotable magma de producción visual?
Por otro lado, me produce incomodidad y pudor asomarme como voyeur a los espacios de intimidad ajenos: ¿qué hago viendo imágenes de comidas, atardeceres, fiestas o lugares de vacaciones de personas que no conozco?, ¿qué me aportan, más allá de satisfacer una curiosidad malsana?
Y finalmente, la ingente cantidad de imágenes que se generan y se amontonan producto de una vanidad exhibicionista (cuerpos, cuerpos y cuerpos) me producen irritación. Es posible que con esto se concluya que soy un vejestorio. Seguramente.
«El apego que tengo a lo físico de los cuerpos y a la materialidad de los objetos, me impide disfrutar de la extrarealidad que propone la Inteligencia Artificial»
Hablemos del pasado. ¿Qué parte de la historia del arte, el diseño, la ilustración y la fotografía te nutre? Soy antropófago cultural. Me alimento de los otros. De multitud de otros.
El listado es enorme, tanto en literatura, música, cine, teatro, fotografía, artes plásticas, ensayo, arte popular, como en diseño, artesanía o ilustración. Desde las pinturas rupestres de Chauvet hasta el ruidismo, pasando por los movimientos de vanguardia, el Art Brut, la tipoesía, la cartelería polaca, la Bauhaus, la patafísica, el brutalismo, Oulipo («Ouvroir de littérature potentielle»), la escuela de Ulm, el tropicalismo, el arte ingenuo…
Y hablemos del futuro. ¿Qué tendencia intuye? Mas que una tendencia intuyo lo que será una imposición de la industria tecnológica. Me refiero a la Inteligencia Artificial que comienza a ser una certeza algo desasosegante.
Vuelvo a manifestarme igual que un viejuno, y puede que el temor sea producto de los prejuicios, pero es que el apego que tengo a lo físico de los cuerpos y a la materialidad de los objetos me impide disfrutar de esa extrarealidad que propone la IA, donde la realidad es superada por su representación.
Aunque es posible, y esto me atrae, que como respuesta a dictadura de la IA se produzca un apego hacia el desarrollo artesanal de la profesión.
Pasear por tu trayectoria es ver todos los diferentes formatos en los que has trabajado. ¿Cuál echas de menos o en cuál estás pensando ahora mismo? He tenido la fortuna de tontear en distintas disciplinas dentro del diseño. Lo he realizado siempre como un infiltrado en la materia, aunque con un enorme respeto. De hecho, en muchos de los proyectos que he realizado en territorios que no son el mío y en los cuales tengo enormes carencias, he colaborado siempre con especialistas y artesanos.
Pero como no tengo afán coleccionista, no echo ninguno en falta. Lo que sí tengo es la fantasía de desarrollar algún proyecto escenográfico o de animación.
Y, por último, ¿echas alguna pregunta de menos en las entrevistas que te hacen? Y si la respuesta es sí, ¿cuál es? Las entrevistas normalmente buscan retratar al entrevistado, pero a menudo también hablan del entrevistador.
A través de las preguntas podemos intuir los gustos, preferencias, opiniones y la personalidad de quien pregunta. Me gustan las entrevistas que acaban siendo un diálogo. Así que encantado de charlar contigo.