Tal vez ya es una tradición en Lisbon-Paris-Madrid: como ya pasó en 2021, 2022 y 2023, este es mi artículo más personal en el que reviso el año que ya se fue y reflexiono sobre el que empieza.
2023 ha sido una año rápido. ¿Es solo mía esa sensación o en verdad, no ha habido tiempo para mucho? Y, a pesar de ser tan fugaz, han pasado muchas cosas superpuestas, ha habido muchas emociones encontradas, mucho que hacer y, a la vez, poca sensación de avance.
El mejor término que he encontrado para resumir esa sensación de superposición es el Adam Tooze, profesor de Historia y Director del Instituto Europeo de la Universidad de Columbia. El término que él utiliza es el de policrisis y significa justamente eso: las crisis abiertas en muchos ámbitos y de forma simultánea. Crisis que se retroalimentan, se relacionan y se encadenan una tras otra.
Seamos de donde seamos, estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos, la policrisis nos afecta. Sí, a ti también.
La policrisis que ha marcado 2023, se empezó a fraguar en 2020 y continuará en 2024. Para Tooze, sus ejes son los enfrentamientos bélicos violentos y dramáticos que vivimos y que desencadenan miedo y desigualdad. Eso conlleva el colapso económico que nos sacude, la inflación brutal no asumible por nadie, la polarización política, la (maldita) incertidumbre y problemas que se acumulan y se recrudecen sobre los que no hay, a corto plazo, soluciones tangibles –el mejor ejemplo es, de nuevo, la crisis climática–.
En el año que ha acabado, han pasado muchas cosas y el descontento ha sido generalizado. Y, en este momento tan extraño, solo los más afortunados, somos capaces de que la vida siga con momentos de total inhibición, bastantes memes absurdos, ganas de no hacer nada o ganas de hacerlo todo y un plan de superviviencia básico. E, insisto, lo más afortunados lo podemos hacer porque muchas personas, no pueden.
Hay 2024 razones para pensar que todo está mal. Y 2024 ideas para hacer que todo vaya mejor. Eso es lo que hace una buena estrategia y un buen diseño.
Y si todo es así y no queremos caer en un profundo pesimismo, necesitamos encontrar un refugio en el que no-pensar. Así que es vital encontrar el nuestro propio en mitad de esta mega-crisis. ¿Te has parado a pensar cuál es el tuyo?
Guitarricadelafuente y Natalia Lacunza crean esta belleza para cantarle a la contradicción de sentimientos. Dame paz y da guerra.
He reflexionado sobre mis refugios de 2023 y, lo cierto, es que en ciertos momentos no he tenido ninguno porque no he sentido consuelo de ningún tipo. Y, otras veces, mis refugios han sido algunas personas, algunos instantes, algunos lugares, algunas casualidades, algunas canciones, algún libro y ser capaz alguna vez de decir «no».
Con la certeza de que la policrisis seguirá en 2024 malformando esperanzas y debilitando la paz y la igualdad, solo queda encontrar refugios, poner límites, relativizar lo bueno y lo malo, viajar, amar y reír más, y tener el pensamiento crítico necesario para no ser ni demasiado dóciles, ni demasiado conformistas, ni demasiado precavidos: ahora lo único que no deberíamos perder es la capacidad de cuestionarlo todo y de arriesgar. Aunque sea una contradicción en este momento.