Olivier van Herpt es un diseñador industrial que investiga la impresión 3D. Su objetivo es encontrar el punto de intersección entre lo digital y lo analógico, así como entre un diseño y su herramienta. Para ello, desarrolla un interesante proyecto que une la impresión 3D con la artesanía, intentando resolver complejas cuestiones técnicas y, de algún modo, también filosóficas.
En los inicios de la impresión 3D existían muchas limitaciones. Por ejemplo, esta técnica no permitía producir objetos a escala humana. Pero, como Oliver explica “si se podían crear objetos que usamos habitualmente como pueden ser boles, platos y objetos decorativos pero con una baja resistencia al calor y no seguros para contener alimentos”. Para resolver esta cuestión Oliver creó primero el material, un barro natural que puede estar en contacto con alimentos, y después diseñó una impresora 3D que, a modo de plotter, imprime objetos grandes y, lo más interesante, con detalles y texturas similares a las que se consiguen trabajando el barro con las manos de forma artesanal.
En las series 3D Woven y The Sediment Collection, Oliver imprime piezas únicas con un acabado único, como si hubieran sido creadas por las manos de un artesano solo que, en este caso, las crea una impresora.
El proyecto de Oliver van Herpt demuestra que se puede replicar el trabajo artesano, el tacto sobre el material para crear texturas y el saber hacer tradicional pero eliminando el factor humano. Por eso, y más allá de la innegable belleza de estos objetos, podemos preguntarnos si una impresora puede o podrá crear objetos que no sólo imiten, si no que igualen a los producidos por el hombre. Y, en tal caso, ¿su valor y sentido será el mismo?
Detalle de textura que Oliver van Herpt consigue en sus vasijas impresas.
Abajo, fotografías del estudio de Oliver van Herpt y de la impresora 3D diseñada y construida por él.
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